Cuando las empresas o las organizaciones comienzan a abrir mayores espacios al liderazgo de la mujer se detonan diversos procesos de cambio al interior de las mismas.
Aunque hemos encontrado que tomar la decisión de darle mayor peso al sector femenino todavía resulta complejo para muchas empresas, también descubrimos algunos aspectos en los que se manifiesta el impacto positivo del liderazgo y empoderamiento de la mujer.
Aún más, estos argumentos forman parte de las motivaciones que usamos como detonadores para ayudar a las mujeres que recurren a nosotros para desarrollar sus habilidades de influencia, dirección y comunicación estratégica.
1. Actitud de cambio sustentable
La mujer líder apuesta a lograr mejoras, cambios sustanciales. Su enfoque parte de que el espacio de dirección que ha ganado es merecido, necesario y debió haberse dado antes. Toman decisiones clave con la mayor cantidad de información posible y la mayor diversidad de puntos de vista que puedan recolectar.
Si bien reciben y analizan estadísticas, buscan fortalecer su trabajo con aspectos cualitativos sustanciales que no se ven simplemente con lo que reflejan los números fríos.
Cuando tiene oportunidad, la mujer apuesta por mayor dinamismo, apertura, eficiencia y rendimiento, pero con la virtud de que evalúa detenidamente los riesgos, asumiéndolos de manera responsable y con un mayor compromiso.
2. Solidaridad auténtica
Para la mujer líder, brindar comprensión, apoyo y soporte a los otros es parte de la rutina diaria. La administración tiene un mayor enfoque humano: generar ganancias –sin duda– pero sin descuidar los beneficios e impacto sociales.
Esto, además, promueve una mayor pluralidad, flexibilidad y creatividad en el trabajo. Al interior de la organización hay una búsqueda permanente para aumentar la integración, el sentido de pertenencia y la confianza entre los integrantes de un equipo, lo cual favorece que la misión de la empresa se perciba como más colectiva, sensible, participativa e inclusiva, desalentando el egoísmo, la competencia cruda y el aislamiento organizacional.
3. Comunicación plena y activa
Si algo distingue a la mujer es su capacidad para abrir e impulsar las interacciones constantes sobre aspectos relevantes. Las ejecutivas repasan, reflexionan, cuestionan, indagan mucho más que sus contrapartes masculinas, quienes limitan estos aspectos por temor a la crítica. Sin evadir los conflictos, son más abiertas a las negociaciones y conciliaciones.
Las mujeres líderes son más eficientes a la hora de motivar y sacar lo mejor de su personal gracias a la personalización de la relación, conocimiento personal e involucramiento que pueden ofrecer con mayor ventaja. De la misma manera, prefieren mantener contacto con su personal. No les gusta aislarse ni perderse en un agenda complicada.
Conforme avanza en la pirámide de posiciones, para ella se vuelve una prioridad mantener el balance entre trabajo y sus espacios familiares, personales y recreativos.
4. Desarrollo organizacional
La visión de colectividad de la mujer promueve un mayor respeto mutuo y sentido de colaboración en las organizaciones. Una clara distinción entre objetivos, recompensas, efectos y consecuencias entre el personal facilitan el flujo continuo de ideas para resolver los problemas cotidianos.
La psicología femenina de la búsqueda permanente de perfeccionismo, actitud crítica y exigencia metódica le dan personalidad a las metas, presentaciones, cuentas, reportes e indicadores.
En las organizaciones, una mujer líder también contribuye a generar otros cambios, los que se perciben desde los comportamientos cotidianos, los protocolos de trato, el uso de espacios, el ambiente de oficinas, las reuniones de trabajo, los estilos de comunicación, la presentación de productos, marcas, sellos de identidad y el estilo en los negocios.
5. Ajuste y mejora
Conservar la calma en los tiempos difíciles, permanecer en control ante la incertidumbre, no reaccionar excesiva ni visceralmente, resolver el problema administrativo antes de recuperarse y reconstruirse personalmente son algunas de las mayores cualidades a desarrollar en la mujer líder y ejecutiva. La estabilidad en el carácter permite evaluar cursos de acción y tomar el mejor para recuperarse de los errores.
Nuestro mayor reto como empresa es enseñar a la mujer a no combinar las sensaciones ni los sentimientos personales; dotarles de una alta dosis de frialdad y control, pues créanme no hay nada más fuerte ni profundo que el sentido de revancha y competencia entre las mujeres.
Deben tener muy claro que las líderes son modelos sociales, referentes, asumen el centro de atención de sus equipos; por lo tanto, se les exige cuidar sus posturas y reacciones para mantener la disciplina, firmeza y control del grupo.
Lidiar con la crítica constante, con los chismes e intrigas y salir fortalecida todos los días, no es fácil; sin embargo, es imprescindible. Por ello, las líderes que desarrollamos aprenden a desarrollar capacidades y habilidades que les permiten construir una fuente virtual interna de energía positiva, generar recursos propios, fortalezas y actitudes para dominar las objeciones, sacar lo mejor de sí mismas y salir delante de las dificultades y obstáculos que sin duda se les presentarán diariamente.
AUTOR: Alfredo Paredes (CEO de Capitol Consulting&Communication. Experto en comunicación estratégica. Consultor y académico internacional. Asesor de empresas y gobierno).
BIBLIOGRAFÍA: Paredes, A. (2016). Las 5 virtudes del liderazgo
femenino. FORBES MÉXICO.
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